sábado, 5 de septiembre de 2009
Mario Bugueño, un camino truncado
Por Charles Benner
Punto de Encuentro
www.chb-comentarios.blogspot.com
Miércoles, 25 de agosto de 2009
El Ballet, la danza contemporánea y la danza independiente de Chile, ha perdido a un querido y respetado creador de los años 80’ y 90’ en nuestro país. Afectado por la enfermedad de Alzheimer hace un par de años, y durante el último tiempo por una complicación del mal de Parkinson; Mario Bugueño Pizarro – bailarín, maestro y coreógrafo chileno - falleció este sábado 22 de Agosto en la ciudad de Santiago a la edad de 62 años. Se caracterizó por ser un estudioso y poseedor de una personalidad soñadora e inquieta que lo llevó a emprender cruzadas artísticas en el área privada y así plasmar su trabajo creativo.
Su formación primera en el arte de la danza la recibió en Argentina de manos de Ana Marini (académico), Lizu Brodsky (Graham) y Pedro Sombra (Jazz), una vez de vuelta al país a mediados del año 79, Mario Bugueño toma contacto con la desaparecida coreógrafa del entonces Teatro Contemporáneo de la Danza, Ingeborg Krussel; quien lo invita a trabajar en su agrupación. Por aquel tiempo, el Teatro Contemporáneo de la Danza comenzaba a reformularse y al año siguiente se constituía en la Compañía de Danza Vértice, bajo la co-dirección de Magali Rivano e Ingeborg Krussel. Es en este novel conjunto de la época, donde Mario Bugueño comienza a consolidar su labor creadora. Contaba en la agrupación con un número considerable de bailarines los cuales venían de diversas corrientes estilísticas, no obstante rápidamente logran homogeneidad y Bugueño mostraba por aquellos años sus primeras creaciones en lo relativo a danza teatral. “Jazz-Quatro”, “Rapsody In Blue”, “Conflictos” y “Vivencias”; fueron algunas de las obras que creadas para la citada agrupación.
La creación coreográfica se pudo apreciar también en los musicales de TV Nacional por aquellos años y en las Compañías Independientes: Danza Tiempo; dirigida por Silvia Villablanca, Compañía de Danza – Teatro; dirigida por Vicky Larraín, además del Ballet del Teatro Municipal de Antofagasta; dirigido por María Eugenia Candia, que solicitó igualmente sus obras en algunas temporadas. Durante los años 1988 y 1992, respondiendo al llamado que hiciera Luz Lorca a los coreógrafos chilenos para montar sus creaciones con el Ballet de Santiago, Mario Bugueño crea “Mutaciones” (1988) y “Chungará” (1992). Concentró mayormente su labor creadora en su propia compañía - Ballet Contemporáneo de Santiago – la cual allegó gran cantidad de bailarines independientes. “El Ángel” (Piazzola),”Studio” (Mahler), “Stabat Mater” (Pergolesi), “Un Tranvía Llamado Deseo” (Ellington) y “Onírica” (varios autores), componen algunas de las casi cincuenta obras coreográficas de su autoría. Su fuerte sin duda fue la creación, no obstante la labor docente le permitió entregar sus conocimientos en el Instituto de Danza Malucha Solari “IDAMS”, Dancen Escuela Karen Connolly, Escuela de Ballet del Teatro Municipal de Santiago, y Estudio Contemporáneo de Danza entre otras instituciones, como así también en Argentina, Brasil y Paraguay.
Ahora bien, Mario Bugueño durante su enfermedad recibió la ayuda de su familia y del Fondo Solidario del Colegio Profesionales de Danza (Prodanza), quienes se ocuparon de brindarle un mejor pasar durante su enfermedad, la cual hubo de cumplirla en un asilo. Esto nos trae a reflexión y nos preocupa; pues el artista de danza y todos los artistas en general, aquellos que laboran en el área independiente están verdaderamente desamparados en cuanto a previsión y salud. Si bien el Gobierno de Chile ha avanzado en cuanto a políticas de justicia social y salud, no es menos cierto que los trabajadores del arte siguen en la indefensión. La ley 19.889 (Noviembre de 2003) introdujo ciertas mejoras en lo relativo a la normativa laboral de los trabajadores del arte y el espectáculo; pero no es suficiente; pues la mayoría trabaja a honorarios, por funciones o temporadas; ello complica la continuidad para cotizar en el sistema previsional por cuanto no hay estabilidad laboral para el gremio. Ni hablar de jubilación y si por suerte alguien logró jubilar, este deberá vivir hasta que los fondos se terminen. ¡¡Horror!!... es nuestro sistema.
Nos preguntamos: ¿Y que hay de la entrega a la patria? ¿O de aquellos que trabajaron una vida entera para recrear el alma de un pueblo?. Son tantos y tantos los trabajadores del arte que laboran sin descanso; pues si lo hacen… no comen. ¡Es una realidad en este país!
El artista es un ser llamado a crear, a mostrar y preservar el arte y la cultura de un pueblo o nación. ¿Es tan indigno aquel trabajo que no se les permite tener un reconocimiento económico al final de sus días? ¿O en el peor de los casos si le sobreviene una de enfermedad catastrófica? Bueno sería, que los presidenciables incluyeran un gesto solidario para con los artistas de esta patria y legislar sobre la materia. Hoy los candidatos se muestran muy abiertos a debatir todo tipo de temas; incluso sacándose los trapitos al sol… hablan de incluir a las minorías, un reconocimiento a las etnias, voluntad para debatir sobre las uniones del mismo género y otros. Nos parece válido, pero ¿Qué hay de aquellos trabajadores que contribuyen a engrandecer y mostrar el alma de la nación a través del arte y la cultura?
Charles Benner
(Agosto de 2009)
Punto de Encuentro
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Miércoles, 25 de agosto de 2009
El Ballet, la danza contemporánea y la danza independiente de Chile, ha perdido a un querido y respetado creador de los años 80’ y 90’ en nuestro país. Afectado por la enfermedad de Alzheimer hace un par de años, y durante el último tiempo por una complicación del mal de Parkinson; Mario Bugueño Pizarro – bailarín, maestro y coreógrafo chileno - falleció este sábado 22 de Agosto en la ciudad de Santiago a la edad de 62 años. Se caracterizó por ser un estudioso y poseedor de una personalidad soñadora e inquieta que lo llevó a emprender cruzadas artísticas en el área privada y así plasmar su trabajo creativo.
Su formación primera en el arte de la danza la recibió en Argentina de manos de Ana Marini (académico), Lizu Brodsky (Graham) y Pedro Sombra (Jazz), una vez de vuelta al país a mediados del año 79, Mario Bugueño toma contacto con la desaparecida coreógrafa del entonces Teatro Contemporáneo de la Danza, Ingeborg Krussel; quien lo invita a trabajar en su agrupación. Por aquel tiempo, el Teatro Contemporáneo de la Danza comenzaba a reformularse y al año siguiente se constituía en la Compañía de Danza Vértice, bajo la co-dirección de Magali Rivano e Ingeborg Krussel. Es en este novel conjunto de la época, donde Mario Bugueño comienza a consolidar su labor creadora. Contaba en la agrupación con un número considerable de bailarines los cuales venían de diversas corrientes estilísticas, no obstante rápidamente logran homogeneidad y Bugueño mostraba por aquellos años sus primeras creaciones en lo relativo a danza teatral. “Jazz-Quatro”, “Rapsody In Blue”, “Conflictos” y “Vivencias”; fueron algunas de las obras que creadas para la citada agrupación.
La creación coreográfica se pudo apreciar también en los musicales de TV Nacional por aquellos años y en las Compañías Independientes: Danza Tiempo; dirigida por Silvia Villablanca, Compañía de Danza – Teatro; dirigida por Vicky Larraín, además del Ballet del Teatro Municipal de Antofagasta; dirigido por María Eugenia Candia, que solicitó igualmente sus obras en algunas temporadas. Durante los años 1988 y 1992, respondiendo al llamado que hiciera Luz Lorca a los coreógrafos chilenos para montar sus creaciones con el Ballet de Santiago, Mario Bugueño crea “Mutaciones” (1988) y “Chungará” (1992). Concentró mayormente su labor creadora en su propia compañía - Ballet Contemporáneo de Santiago – la cual allegó gran cantidad de bailarines independientes. “El Ángel” (Piazzola),”Studio” (Mahler), “Stabat Mater” (Pergolesi), “Un Tranvía Llamado Deseo” (Ellington) y “Onírica” (varios autores), componen algunas de las casi cincuenta obras coreográficas de su autoría. Su fuerte sin duda fue la creación, no obstante la labor docente le permitió entregar sus conocimientos en el Instituto de Danza Malucha Solari “IDAMS”, Dancen Escuela Karen Connolly, Escuela de Ballet del Teatro Municipal de Santiago, y Estudio Contemporáneo de Danza entre otras instituciones, como así también en Argentina, Brasil y Paraguay.
Ahora bien, Mario Bugueño durante su enfermedad recibió la ayuda de su familia y del Fondo Solidario del Colegio Profesionales de Danza (Prodanza), quienes se ocuparon de brindarle un mejor pasar durante su enfermedad, la cual hubo de cumplirla en un asilo. Esto nos trae a reflexión y nos preocupa; pues el artista de danza y todos los artistas en general, aquellos que laboran en el área independiente están verdaderamente desamparados en cuanto a previsión y salud. Si bien el Gobierno de Chile ha avanzado en cuanto a políticas de justicia social y salud, no es menos cierto que los trabajadores del arte siguen en la indefensión. La ley 19.889 (Noviembre de 2003) introdujo ciertas mejoras en lo relativo a la normativa laboral de los trabajadores del arte y el espectáculo; pero no es suficiente; pues la mayoría trabaja a honorarios, por funciones o temporadas; ello complica la continuidad para cotizar en el sistema previsional por cuanto no hay estabilidad laboral para el gremio. Ni hablar de jubilación y si por suerte alguien logró jubilar, este deberá vivir hasta que los fondos se terminen. ¡¡Horror!!... es nuestro sistema.
Nos preguntamos: ¿Y que hay de la entrega a la patria? ¿O de aquellos que trabajaron una vida entera para recrear el alma de un pueblo?. Son tantos y tantos los trabajadores del arte que laboran sin descanso; pues si lo hacen… no comen. ¡Es una realidad en este país!
El artista es un ser llamado a crear, a mostrar y preservar el arte y la cultura de un pueblo o nación. ¿Es tan indigno aquel trabajo que no se les permite tener un reconocimiento económico al final de sus días? ¿O en el peor de los casos si le sobreviene una de enfermedad catastrófica? Bueno sería, que los presidenciables incluyeran un gesto solidario para con los artistas de esta patria y legislar sobre la materia. Hoy los candidatos se muestran muy abiertos a debatir todo tipo de temas; incluso sacándose los trapitos al sol… hablan de incluir a las minorías, un reconocimiento a las etnias, voluntad para debatir sobre las uniones del mismo género y otros. Nos parece válido, pero ¿Qué hay de aquellos trabajadores que contribuyen a engrandecer y mostrar el alma de la nación a través del arte y la cultura?
Charles Benner
(Agosto de 2009)
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